La sociedad actual está marcada por el continuo desarrollo de nuevos hábitos. Las formas de pago tampoco escapan de la innovación y las nuevas tecnologías. Las criptomonedas han venido para quedarse y el blockchain es la vía indicada para actuar en el mercado.

En concreto, el blockchain es una estructura de cadenas de bloques en la que se almacena información codificada para la realización de transacciones online. Asimismo, es una tecnología que posibilita las transferencias sin la intervención de terceros. Por lo tanto, el proceso de certificación se efectúa por nodos independientes.

En definitiva, se trata de una herramienta que está transformando las operaciones económicas. De hecho, ya se han cerrado préstamos corporativos y compraventas particulares con monedas virtuales como mecanismo de pago. Sin embargo, el blockchain tiene sus puntos negros, fundamentalmente la inseguridad y el uso indebido de esta tecnología.

Desde la aprobación de la «Carta Blanca del Blockchain», origen de las criptomonedas, se han producido numerosas estafas no perseguidas por la vía penal. La impunidad ha sido la nota predominante, produciéndose una merma económica en los ingresos de particulares y empresas. Paralelamente, un mal uso de esta nueva tecnología ha conllevado la frustración de muchas operaciones e incidencias técnicas en sus usuarios.

Probablemente, en los próximos meses, se aprobará en España la «Ley Antifraude». En atención a la información contenida en el proyecto, incluye la obligación de los contribuyentes españoles de informar de la tenencia y desarrollo de operaciones con monedas virtuales. Sin duda, una Ley Blockchain daría forma a esta realidad, sobre todo por las siguientes razones:

  • La posibilidad de incluir en una norma disposiciones que están dispersas en distintos Decretos (por ejemplo, el Real Decreto-ley 14/2019, de 31 de octubre, por el que se adoptan medidas urgentes por razones de seguridad pública en materia de administración digital, contratación del sector público y telecomunicaciones).
  • La articulación de libros registros de todas las operaciones virtuales que se realicen con las criptomonedas
  • La creación de un órgano regulador que supervise el ejercicio de esta actividad.

En definitiva, el blockchain es una realidad que nos acompaña en nuestro día a día. Por lo tanto, el legislador está obligado a ofrecer respuestas acordes a los nuevos tiempos.