He tenido oportunidad de charlar con Carmelo Hinojosas. Es procurador en Ciudad Real con décadas de experiencia en su haber. Abusando de su saber, hablamos del presente y futuro de la profesión del procurador; de su arraigo en nuestra sociedad y el nivel de conocimiento que tiene el público de su función. También abordamos cuestiones de fondo como la realización de bienes o el papel de la tecnología en el quehacer diario de la profesión… En suma, Carmelo pone sobre el tapiz reflexiones muy vivas, las que traen causa en su parecer sobre la profesión que desempeña. Una lectura que creo, es una aproximación interesante al presente:

En Expansión Jurídico, publicaron unas declaraciones del Secretario de la Junta Directiva del Colegio de Procuradores de Vigo, que decían: “Si los procuradores no asumimos más funciones, la profesión desaparecerá”. ¿Estás de acuerdo? ¿Cuál crees que será el futuro de la profesión del procurador?

«Es poco probable que la figura del procurador tienda a desaparecer. De hecho, estoy convencido, y es una opinión muy personal, de que las consecuencias de su desaparición siempre serían negativas. ¿Que tenemos que asumir más funciones? Sí, pero no por el mero hecho de mantener nuestra existencia, más bien, porque los procuradores somos profesionales con una alta cualificación y una formación técnica en el campo del derecho procesal, que nos permite ser dinamizadores de los procedimientos, dándoles fluidez y encargándonos de muchos asuntos de trámite que posiblemente no tendrían que pasar por el juzgado. Tanto las personas que se ven inmersas en un proceso judicial como la Administración de justicia podrían ser los beneficiarios directos de contar con un procurador con funciones más amplias, evitando dilaciones que, hoy por hoy, se han convertido en un lastre de preocupante impacto en la eficacia y la imagen de la Administración de Justicia. 

En lo que respecta al futuro de la profesión, y es un tema muy demandado por el colectivo, es que el procurador adquiera mayores competencias en el campo de la ejecución, eliminando pasos intermedios y solicitando, con la presentación de la demanda, todas las medidas concretas que se requieran para la realización de los bienes. Tal y como fija nuestra Constitución, el juzgado o tribunal siempre mantendrá su función tutora del proceso en la fase de ejecución, ya que, el Juez es quien debe dictar el Auto que contenga la orden general de ejecución, y el Letrado de la Administración de Justicia, el Decreto estableciendo las medidas concretas de embargo».

¿Quiénes son vuestros clientes? ¿Las partes o los abogados?

«Sin duda el cliente es siempre el poderdante, la persona física o jurídica que nos otorga el poder en virtud de lo dispuesto en nuestra Ley de Enjuiciamiento Civil, si bien en la mayoría de los casos, es el abogado el que escoge al procurador. De hecho, es la práctica habitual y aunque, como digo, el procurador puede ser a elección del cliente, son los abogados quienes se encargan de designar a un procurador de su confianza».

¿Cree que el ciudadano conoce el papel del procurador o se hace necesaria una mayor pedagogía al respecto?

«La figura del procurador es muy desconocida por la ciudadanía en general. En base a mi día a día como procurador, puedo percibir que el ciudadano no conoce nuestra función y me atrevería a decir que no es consciente de su existencia, a no ser que se hayan visto inmersos en algún litigio.

La figura del procurador es muy desconocida por la ciudadanía en general. En base a mi día a día como procurador, puedo percibir que el ciudadano no conoce nuestra función

Sin duda, hace falta pedagogía por parte de todos los intervinientes en el proceso: por parte de la Administración de justicia, colegios de procuradores, del Consejo General de Procuradores de España, de los letrados… Estos últimos profesionales suelen ser los que, como práctica habitual, tienen una relación más directa con los clientes. Además de hacerles partícipes de lo relativo a la defensa jurídica, como parte del servicio que prestan, también deben de informar a sus clientes de que, para  determinados procedimientos, es necesaria la intervención de un procurador que asuma su representación como profesional independiente. 

El procurador es el profesional que se va a encargar del trámite procesal y así debe hacérselo entender a su cliente, explicándole todos los pasos a seguir en la tramitación del procedimiento y manteniéndole informado de cada actuación».

Carmelo Hinojosas procurador.

La gestión de notificaciones; la gestión de la relación con el cliente; la captación comercial, etc. Casi todos los procesos requieren ya —y más a partir de cierto volumen de cartera— una asistencia de la tecnología: ¿cómo han llevado esto a cabo en su despacho? ¿Qué importancia otorgan a este apartado?

«En Hinojosas Procuradores, desde hace tiempo, contamos con todas las herramientas tecnológicas necesarias para digitalizar nuestro trabajo. Hemos actualizado todos nuestros sistemas, desde el momento en que recibimos los asuntos hasta que llegan a su fin, con un proceso estandarizado y digitalizado que nos permite ser más eficaces a la hora de manejar toda la información que procesamos diariamente.

Nuestras comunicaciones llevan una doble vía: las que mantenemos con los juzgados y las comunicaciones con los letrados y clientes. En el primer caso, con los juzgados, trabajamos con plataformas como Lexnet que nos permiten recibir notificaciones y presentar escritos. Para la solicitud de expedientes y otros trámites, contamos con la plataforma Acceda.  

En lo que respecta a las comunicaciones con los letrados y clientes, Hinojosas Procuradores cuenta con un programa de gestión actualizado y todo el equipamiento necesario para la digitalización de documentos».

¿Cuáles son las claves de un buen servicio de procura?

«Para ofrecer un buen servicio de procura en Hinojosas Procuradores incidimos en tres aspectos fundamentales.

En primer lugar, una formación continua y una actualización permanente en todas las novedades referentes a nuestra profesión. 

En segundo lugar, una adaptación continua a los avances tecnológicos y desarrollando, de manera permanente, nuestro proceso de digitalización, lo que siempre nos va a permitir mantener una relación ágil, fluida y segura con la Administración, Letrados y clientes. 

En tercer lugar, como dinamizadores del procedimiento que somos, mantener una actitud proactiva en la gestión de los procedimientos, llevando a cabo las actuaciones necesarias para evitar demoras e impulsar el proceso. 

Por último, y lo considero imprescindible, debemos mantener una relación directa con el cliente, informándole de todos los trámites que se realizan, resolviendo las dudas que le puedan surgir durante la tramitación del procedimiento, y en definitiva, manteniendo una relación transparente entre todos los intervinientes en el procedimiento (letrado, cliente y procurador) cumpliendo cada uno de ellos las obligaciones establecidas en las leyes».