Cuando terminamos la carrera de derecho obtenemos un diploma y un sinfín de conocimientos teóricos, pero al empezar a trabajar nos damos cuenta de que la realidad difiere bastante de lo que hemos aprendido. Al ejercer nos enfrentamos a distintas problemáticas que tenemos que aprender a solucionar.

Gestión de emociones.

A lo largo de mi carrera profesional he constatado el analfabetismo emocional  existente en el sector legal. La falta de habilidades y competencias sociales y emocionales de muchos abogados y abogadas podría ser achacable a la educación que han recibido. 

Responsabilidad y presión.

La profesión de abogado conlleva una alta carga de responsabilidad y existen situaciones a diario en las que tienes que tomar decisiones que no tienen nada que ver con la teoría que has aprendido. 

Existe una alta presión debido al cumplimiento de los plazos procesales, a la relación con los clientes que son cada vez más exigentes y a la alta competitividad presente en el sector legal. 

Existe una alta presión debido al cumplimiento de los plazos procesales, a la relación con los clientes que son cada vez más exigentes y a la alta competitividad presente en el sector legal. 

Esta presión aumenta más si cabe debido a los extensos horarios laborales y dificultades de conciliación de la vida laboral, familiar y social.

Nuevo escenario tecnológico

El ejercicio de la profesión requiere una actualización normativa, doctrinal y jurisprudencial constante por parte del profesional. 

Además, los cambios debidos a la creciente globalización y la tecnología exigen una permanente adaptación y actualización de los conocimientos de las nuevas tecnologías así como de la normativa específica, que en no pocas ocasiones está desactualizada. Ello genera una gran incertidumbre a la hora de ejercer cuando existen esos vacíos legales donde tenemos que ir improvisando con los riesgos que ello conlleva. 

Riesgos asociados al ejercicio 

Actualmente, el profesional del derecho ya no solamente tiene que preocuparse por el cumplimiento de las normas deontológicas, sino que también tiene que cumplir con la normativa de protección de datos, la prevención del blanqueo de capitales, la normativa fiscal, y una pila de prevenciones añadidas que hacen que tengamos que estar cada día muy informados de todo y con una alerta constante para no equivocarnos.

Desprotección

La discriminación por condiciones personales y sociales, la precarización laboral y la insuficiente valoración económica y en algunos casos, el acoso sexual en ámbito laboral, sumado a la soledad que sentimos en el ejercicio de la profesión, hacen que en  muchas ocasiones nos sintamos desbordados, desprotegidos y desmotivados.

Todas estas problemáticas si no son resueltas, merman la satisfacción en el trabajo, aumentando el estrés y en consecuencia teniendo una inferior calidad de vida de la que podríamos tener. Sin embargo, podrían ser abordadas y gestionadas si existiera una comunidad de mentores y mentoras donde abogados y abogadas pudiéramos sentir que formamos parte de ella, que estamos protegidos y que tenemos donde acudir cuando no sabemos cómo salir adelante en una situación determinada.

Para el abogado o abogada que recién se incorpora a trabajar creo que es fundamental tener un guía, una persona que te oriente, ya que muchos de nosotros no hemos tenido un familiar abogado o persona de referencia,  ni ningún tipo de apoyo para emprender en el sector legal y hemos tenido que aprender a la fuerza y a base de golpes. 

Para quienes ya llevamos un tiempo ejerciendo creo que también podría ser útil la mentorización para ciertos aspectos de mejora profesional sobre todo en el ámbito tecnológico. 

Si pasamos una gran parte de nuestro día a día trabajando, la calidad de este trabajo influirá directamente en la calidad de nuestra vida.

De ahí que considero que esclave conocerte a ti mismo y ocuparte de tu crecimiento personal y profesional. Eso nos conduce a tomar la responsabilidad de hacernos cargo de lo que hacemos y el modo en cómo lo hacemos. Podemos elegir dónde estar y cómo estar. El hecho de que mediante una mentoría podamos conocer y detectar nuestras carencias y adquirir herramientas para gestionarlas, aportará beneficios a nuestra vida, nos ayudará a relacionarnos mejor con nuestra profesión y de esta forma podremos brindar un servicio de calidad añadida a nuestros clientes.

Info:

Ileana Álvarez, dirige el despacho IA Legal Consulting situado en Tenerife. Es abogada hispano-argentina. Está  colegiada en el Ilustre Colegio de Santa Cruz de Tenerife y ejerce en las áreas de derecho ámbito civil, de familia, penal, violencia de género y menores.  

Ha realizado dos cursos de especialización en técnica y práctica jurídica impartidos por la Escuela de Práctica Jurídica del Ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife, homologado por el Consejo General de la Abogacía (2010-2012).

Se ha formado en Coaching ejecutivo y empresarial en Euroinnova Business School y en técnicas de negociación en la Universidad Europea Miguel de Cervantes.

Ha impartido una conferencia sobre la empatía como competencia clave en la relación con el cliente en el ámbito jurídico en el Instituto Europeo de Inteligencia Intuitiva. 

Actualmente está participando en la III Edición del Lab Jurídico de la Fundación de la Mutualidad de la Abogacía como promotora de la categoría Ideas.