La Abogacía no es solo una profesión más, sino que también es un estilo de vida. Isabel Díaz refleja ese espíritu. Después de muchos años de trabajo y sacrificio, decidió abrir su propio despacho y sus mensajes en redes sociales son de gran valor.
– ¿La abogacía siempre fue tu pasión? ¿Cómo te surgió el “gusanillo” por defender los derechos de las personas?
Siempre he sido una persona a la que le gusta resolver problemas, de todo tipo. En mi día a día y ante cualquier situación que se convierta en un problema suelo tomar las riendas para buscar una solución y es algo que siempre se me ha dado naturalmente bien. De esa cualidad he hecho mi profesión.
Soy la típica a la que todos los profesores le decían eso de “tu vas para abogada”, siempre he sido la patrona de las causas perdidas y me ha encantado el debate. No sé en qué momento decidí que quería ser abogada, pero si que tengo claro que no me equivoqué.
– Al igual que otros jóvenes abogados, has realizado prácticas profesionales, pasantías y tienes una trayectoria previa en el sector legal. ¿Qué destacarías de esos años?
Las prácticas en despacho suponen el primer contacto real con el día a día de la abogacía. Pasar de un entorno teórico como es el de la universidad a solucionar problemas reales supone el gran cambio.
Es muy importante elegir bien dónde se hacen prácticas porque la finalidad de estas debe ser aprender lo máximo posible. En mi caso he contado con mentores que me han ayudado a desarrollar mi pensamiento crítico y a aprender a tomar decisiones por mi misma con seguridad, en el ejercicio de la abogacía tomar decisiones es la clave y es muy complicado.
-Como abogada, ¿cuál es tu principal área de especialización? Parece que tu labor profesional está muy enfocada hacia el Derecho de Familia.
La mayoría de los asuntos que llevo son de ámbito civil, encontrándose gran parte de ellos dentro del derecho de familia y sucesiones.
Aunque también llevo algunos asuntos penales y laborales mi intención, a largo plazo, es enfocarme en el civil y especialmente en familia.
-¿Cómo creaste tu propio despacho? ¿Cuándo te surgió la idea?
Desde cero y sin padrinos, rodeándome, eso sí, de fantásticos compañeros, mentores y amigos.
Lo más complicado de ejercer por tu cuenta es la captación de clientes y muchos despachos se aprovechan de eso. En mi caso, soy una persona muy comercial que ha trabajado como relaciones públicas mientras estudiaba, así que vender(me) se me da bien y no me ha costado trabajo empezar. Los abogados tenemos que trabajar la faceta profesional y la comercial, pero a menudo nos olvidamos de la segunda, hay que buscar un equilibrio entre ser un gran profesional y un magnífico comercial, tampoco se trata de vender humo.
Tenía claro que no quería trabajar para que otros consiguieran 50 y me dieran 5 a cambio, así que me esforcé en hacer una buena labor comercial.
-Hay abogados que demonizan y aborrecen la presencia en redes sociales porque consideran que es una pérdida de tiempo y un ejercicio de alta extravagancia. Sin embargo, desde hace muchos años, eres una usuaria muy activa en redes sociales. ¿Consideras la presencia en redes sociales como algo positivo para el abogado?
Yo puedo hablar de mi experiencia, que si es positiva. Respecto a la opinión, cada uno es libre de tener la suya y puede creer lo que estime oportuno de la presencia en redes. Sin embargo, me resulta curioso que muchos de los que demonizan las redes sociales han acabado copiando a los que las usamos cuando ven que a nosotros nos da resultado.
-A tu juicio, ¿cuáles son los principales problemas de la profesión? ¿La abogacía tiene arreglo?
La falta de unión entre profesionales, es una profesión uy individualista y eso hace que nos estén pisoteando continuamente y no hagamos nada. No creo que la abogacía deba arreglarse, creo que debe unirse.
-En tu desempeño profesional, ¿qué elementos diferenciadores destacarías sobre otros abogados?
Es muy difícil responder a esta pregunta y no acabar haciéndolo como el resto. No sé qué es lo que me diferencia de otros, no me focalizo en el resto, me focalizo en lo que necesita el cliente, que es a quien me dirijo y el que me da de comer.
Cada uno elige el tipo de abogado que quiere ser, yo elijo ser honesta y justa, si buscas un abogado que pisotee sus principios para conseguirte lo que quieres, aquí no es. Yo voy a dar el 300% para encontrar una solución satisfactoria, pero no te voy a bailar el agua y no te voy a animar a meterte en algo de lo que puedes salir perjudicado.
-Por último, ¿dónde te ves en el futuro? ¿Valoras consolidarte como una abogada especialista o generalista?
Llevo demasiado tiempo mirando al futuro y ahora estoy disfrutando de estar justo donde quería estar, así que estoy trabajando en mejorar día a día, en el corto plazo. Pienso que la especialización es la mejor opción, pero no quiero perder la conexión, no al menos por completo, con otras ramas del derecho que también me apasionan.
Abogado (colegiado nº 15.817 ICAS) y Doctorando en Derecho (uc3m).
Especializado en Derecho Público y Deporte.
Entre otros reconocimientos, finalista del Premio Extraordinario del Grado en Derecho (UCA), Premio Extraordinario de Bachillerato (Junta de Andalucía). Miembro de la Asociación Andaluza de Derecho Deportivo (AADD), Asociación Española de la Calidad Ética en el Deporte, Asociación «Jóvenes Juristas», dirigiendo en la actualidad su Departamento Jurídico. Autor de numerosas publicaciones jurídicas. Colaborador en medios de comunicación (articulista en «La Voz del Sur» y «Sevilla Actualidad») y conferenciante en universidades e instituciones académicas.